sábado, 31 de marzo de 2012

THE FILM: MEMENTO (Trailer).


 - DIRECTOR: Christopher Nolan y protagonizada por Guy Pearce
 - PREMIOS:  2 Nominaciones al Oscar: Mejor guión original y mejor montaje.
                         Nominada al Globo de Oro: Mejor guión.
  - GENERO: Thriller Intriga / Crimen/ Pelicula de culto / Cine independiente.

Leonard (Guy Pearce) es un investigador de seguros busca al violador y asesino de su esposa. Pero durante el crimen resultó herido en la cabeza y perdió la capacidad de recordar todo lo que sucede después del hecho, por lo cual se ayuda con polaroids, notas y tatuajes para retener datos importantes.
Film independiente de guión complejo y experimental, se apoya en la afección de su protagonista para narrar: comienza por el final y reconstruye su historia hacia atrás, obligando al espectador a enfrentar los mismos problemas de percepción que aquejan al personaje.
El excelente guión escrito por Christopher Nolan, basado en una historia de su hermano, está planteado para que el espectador se ponga en el lugar de Leonard. ¿Cómo?. Muy fácil (o muy difícil), narrando la historia para atrás. Empezando por el final y terminado con el comienzo, por fragmentos.
De esta manera, estaremos tan confundidos como el protagonista, hasta que en el próximo fragmento nos los explican acontecimientos y los segmentos en blanco y negro, llevan su historia personal en una evolución lineal de principio a fin.







-El Hombre que confundió a su mujer con un sombrero-



En la lectura de este libro trata de como el sujeto afectado por este síndrome,cuyo nombre del paciente Jimmie, generalmente es debido a un exceso elevado de alcohol, tiene dañado el tejido cerebral encargado de la memoria y por tanto su capacidad retentiva, desde cierto momento de su vida, es limitada, limitada al punto de que cualquier cosa que se le dijera o se mostrase se le olvidará al cabo de unos segundos. El paciente no lograra registrar datos en su memoria sino que las huellas dejadas por las impresiones eran demasiado fugaces y más si concurrían además otros estímulos que pudieran distraerlo. Sucedía así que este paciente, Jimmie, se creía aún un joven cadete militar y si era capaz durante al menos un tiempo no encontrar elementos, como mobiliario o enfermeras del hospital, que revocasen su noción sobre dónde estaba, bien podría entonces sortear la crisis existencial. Las palabras de Hume: "no somos más que un amasijo o colección de sensaciones diversas, que se suceden a otras con una rapidez inconcebible y que se hallan en un movimiento y flujo perrennes", como dice el propio Sacks, definen mejor a Jimmie que a nosotros y aunque nuestro paciente no parecía darse cuenta de su carencia, al contrario de un mutilado de pierna o brazo; la constante inventiva correctora de disonancias cognitivas a la que se veía abocado permanentemente, por desgracia, le boicoteaban cualquier conato de serena felicidad.

Para solucionarlo, al principio Sacks trata de fijar la atención de Jimmie mediante la ejecución de algún tipo de actividad mental que no requiriera un uso excesivo de memoria. Hablamos de juegos como los damas o similares. Pero acabado el juego, levantado el telón, las sensaciones se desvanecen y si bien Jimmie lograba, había logrado, evadir por un momento los continuos desvanecimientos de la realidad, no había conseguido, empero, que tales juegos afectaran a su estado anímico. Podríamos decir, no sé si desacertadamente, que las narrativas inherentes a aquellos juegos de mesa no afectaban a su coctel neuroquímico más alla de la duración del juego. Sin embargo esta historia tiene un final que podríamos calificar, no sé si generosamente, de feliz puesto que, Sacks, luego de comprobar cómo a Jimmie las disposiciones rituales llevadas a cabo durante el transcurso de una misa sí le afectaban beneficiosamente y aún incluso acabado el juego, decide probar con la música, con el arte, y nota cómo también con estos juegos, gracias a su estructura narrativa, es capaz de concentrar su atención puesto que cada instante remite a otro pero es que además, tanto la música como el arte y a diferencia de los otros juegos, regala una sensación, un nuevo estado anímico más bien, que queda como agradable resabio final.

Jimmie, en definitiva, deambula por cada instante en búsqueda obsesiva de una escala temporal propicia para su volátil estado cognoscitivo. Sacks:
Jimmie, tan perdido en el tiempo "espacial" extensional, estaba perfectamente organizado en el tiempo "intencional" bergsoniano; lo fugaz, insostenible como estructura formal, era perfectamente estable, se sostenía perfectamente, como arte o voluntad. Además había algo que persistía y que sobrevivía. Si bien lo "fijaba" brevemente una tarea o un rompecabezas, un juego o un cálculo, por el estímulo puramente mental, se desmoronaba en cuanto terminaba esa tarea, en el abismo de la nadam su amnesia. Pero si se trataba de una atención emotiva y espiritual (la contemplación de la naturaleza o el arte, oír música, asistir a misa en la capilla), la atención, su "talante" su sosiego, persistía un rato, así como una instropección y una paz que rara veces mostró por lo demás en su periodo de estancia en la Residencia, quizás ninguna.
Creo que fue George Gurdjieff, quien decía que el alma no es a priori inmortal sino que ésta necesita ser cristalizada durante el transcurso de la vida de modo que solo algunos logran la inmortalidad. Tales heréticas consideraciones vienen a concluir el caso Jimmi:
Hace ya nueve años que conozco a Jimmie y neurológicamente no ha cambiado en absoluto. Aún tiene un síndrome de Korsakov gravísimo, devastador, es incapaz de recordar cosas aisladas más de unos segundos y tiene una profunda amnesia que se remonta hasta 1945. Pero humanana y espiritualmente es a veces un hombre completamente distinto, no se siente ya agitado, inquieto, aburrido, perdido, se muestra profundamente atento a la belleza y el alma del mundo, sensible a todas las categorías kierkegaardianas... y estéticas, a lo moral, lo religioso, lo dramático. La primera vez que le vi me pregunté si no estaría condenado a una especie de espuma "humeana", una agitación carente de sentido sobre la superficie de la vida, y si habría algún medio de trascender la incoherencia de su enfermedad humeana. (...). Quizás haya aquí una enseñanza filosófica además de una enseñanza clínica: que en el síndrome de Korsakov o en la demencia o en otras catástrofes similares, por muy grandes que sean la lesión orgánica y la disolución humeana, persiste la posibilidad sin merma de reintregración por el arte, por la comunión, por la posibilidad de estimular el espíritu humano: Y éste puede mantenerse en lo que parece, en principio, un estado de devastación neurológica sin esperanza.